Rosario de liberación.
Por la señal de la santa cruz…
Oración:
Por el nombre precioso de nuestro
señor Jesús Cristo, yo clamo y reclamo su preciosa sangre sobre mí, sobre este
lugar, en el aire, en la atmosfera en el agua, el fuego, el viento, la tierra,
lo subterráneo, los abismos, la fuerzas satánicas de la naturaleza, y el bajo
mundo y todos sus frutos a mi alrededor. Yo sello en la sangre preciosa de
Jesús mi espíritu, mi alma, mente, cuerpo, mi pasado, presente y futuro, todo
lo que soy lo que hago y lo que tengo, sello el norte y el sur, el este y el
oeste, la puerta de los abismos, lo alto y lo profundo, lo ancho y lo largo,
sello esta casa de oración y a todos los
presentes, mi familia y a todas las familias y asociados a estos presentes, a
sus lugares y posesiones, animales, cosas, y fuentes de ayuda en la sangre
preciosa de nuestro señor Jesús Cristo. Amen.
Primer misterio de
dolor: La oración de Jesús en el huerto de Getsemaní.
Jesús llego con sus discípulos a un huerto de
Getsemaní, llevando a Pedro y a los hijos de Zebedeo empezó a entristecerse,
entonces les dijo: me muero de tristeza, espérenme aquí y estén en vela
conmigo.
Lucas 22, 39-44.
Jesús en el huerto de Getsemaní experimentaste
dolor y angustia, rogaste a tu padre celestial que apartara de ti este amargo cáliz,
pero añadiste inmediatamente, padre hágase tu voluntad y no la mía. Tu que
habías aliviado el sufrimiento de tantos te encontrabas ahora ya solo en medio
de tu sufrimiento, nadie estaba contigo
para ayudarte, lo hubiera podido hacer el padre pero tu aceptaste ese cáliz
hasta la última gota, cuan amarga debe
haber sido tu agonía empezaste a sudar gotas de sangre, yo creo que en ese tu
sudor sangriento estaban presentes todos los sufrimientos y agonías de toda la
humanidad, Jesús mío gracias por la agonía que viviste por cada uno de
nosotros, toma el corazón de aquellas personas que en este momento están
sufriendo que están pasando por pruebas dolorosas y llénales de fortaleza el corazón para que
acepten con amor la voluntad del padre.
Señor Jesús por tu
corona de espinas, tus santas llagas, tu sangre preciosa derramada, tu
pasión y muerte en la cruz.
Libéranos señor y
desata los nudos que nos atan. (Repite
10 veces).
Amen.
María es madre de gracia madre de misericordia.
En la vida y en la muerte ampáranos gran señora.
Segundo misterio de
dolor: La flagelación de Jesús.
Mirad estamos subiendo a
Jerusalén y el hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y
letrados, lo condenaran a muerte y lo entregaran a los paganos para que se
burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen. Pero al tercer día resucitara. Juan
19,1.
Jesús mío una vez aprendido
fuiste torturado en el pretorio de Pilatos. ¡Ho Jesús! Al pensar que tu tuviste
esta tortura me quedo sin aliento y mi
corazón se congela, y no obstante tú, lleno de misericordia, perdonaste a tus
verdugos, cada uno de los azotes con que
hirieron tu cuerpo. Es por eso señor, que con tu flagelación, yo te pido que liberes a todos
aquellos que se niegan a hacer la
voluntad del padre destruyéndose a sí mismos, porque no se deciden a desterrar de sus corazones el azote del
terror y del odio que los flagela. Gracias por la enseñanza de amor y de perdón
que nos diste cuando fuiste azotado sin
compasión.
Señor Jesús por tu
corona de espinas, tus santas llagas, tu sangre preciosa derramada, tu
pasión y muerte en la cruz.
Libéranos señor y
desata los nudos que nos atan. (Repite
10 veces).
Amen.
María es madre de gracia madre de misericordia.
En la vida y en la muerte ampáranos gran señora.
Tercer misterio de dolor: la corona de espinas.
Los soldados trenzaron una corona
de espinas y se la pusieron en la cabeza, lo vistieron con un manto color
purpura y acercándose a él, le decían,
Salud, Rey de los Judíos, y le daban bofetadas. Marcos 15, 16-20.
Ho señor, después de tu
flagelación, ciñeron tu frente con una corona de espinas, sobre tu cuerpo
sangrante, colocaron un sucio manto
color purpura, los que se encontraban a tu alrededor se divirtieron a costa tuya, no estaban ya
contigo ninguno de tus amigo porque habían huido ya lejos de ti. Jesús mira a todos los que sufren a los injuriados,
humillados, despreciados, rechazados,
redímelos a todos con tu corona de
espinas no dejes que sus almas sucumban bajo la humillación de sus opresores y
verdugos, purifica sus corazones de todo odio o rencor, no permitas que
intenten vengarse, respondiendo el mal
con el mal. Ho Jesús en tu nombre, haz que abunde el perdón.
Señor Jesús por tu
corona de espinas, tus santas llagas, tu sangre preciosa derramada, tu
pasión y muerte en la cruz.
Libéranos señor y
desata los nudos que nos atan. (Repite
10 veces).
Amen.
María es madre de gracia madre de misericordia.
En la vida y en la muerte ampáranos gran señora.
Cuarto misterio de dolor: Jesús con la cruz a cuestas.
El que quiera venirse con migo
que se niegue a sí mismo. Que cargue cada día con su cruz y me siga, porque si
uno quiere salvar su vida la perderá, en cambio el que pierda su vida por mí la
salvara. Lucas 23, 26-31.
Jesús tu cargaste tu cruz hasta
el calvario, solo sé que el camino que te llevo a la crucifixión, estuvo lleno
de horror, no obstante en ese mar de sufrimiento y de dolor cayeron tres gotas
de roció, que fueron un bálsamo para ti, el encuentro con tu madre María, el
paño de la Verónica, y la breve ayuda
que Simón el Cirineo te presto, señor Jesús ayúdame a entender esta lección de
amor, a ser sensible al dolor y a la debilidad
de otras personas y a saber cómo consolarlas, aun en los peores momentos, que nunca me sea
penoso aliviar las cargas de los demás. Te pido especialmente que nos ayudes a
todos a no hacernos más pesadas nuestras cruces y sufrimientos agobiándonos
unos a los otros, y es que yo sé que es la voluntad de del padre que todos
estemos alegres y amándonos siempre, aun en los momentos más difíciles.
Señor Jesús por tu
corona de espinas, tus santas llagas, tu sangre preciosa derramada, tu
pasión y muerte en la cruz.
Libéranos señor y
desata los nudos que nos atan. (Repite
10 veces).
Amen.
María es madre de gracia madre de misericordia.
En la vida y en la muerte ampáranos gran señora.
Quinto misterio de dolor: La crucifixión de Jesús.
Cuando llegaron al lugar llamado
la calavera los crucificaron allí a él y
a los malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda. Jesús decía padre
perdónalos porque no saben lo que hacen. Lucas 23,33-38.
Después de haber aceptado beber
hasta el final el cáliz que el mismo te
había ofrecido encomendaste tu espíritu en manos del padre y moriste en la cruz. Señor Jesús
ayúdanos a todos a aceptar la voluntad del padre como tú lo hiciste, es este el único camino a la salvación, te
pedimos también por todos los moribundos, dales la fortaleza que
necesitan, para encomendar con
tranquilidad su espíritu en manos del padre. Oh señor Jesús llévalos a tu paz, dales en este momento
señor el gozo de poder contemplar tu presencia.
Señor Jesús por tu
corona de espinas, tus santas llagas, tu sangre preciosa derramada, tu
pasión y muerte en la cruz.
Libéranos señor y
desata los nudos que nos atan. (Repite
10 veces).
Amen.
María es madre de gracia madre de misericordia.
En la vida y en la muerte ampáranos gran señora.
Oh Padre Celestial de ti procede
toda bendición en el cielo y en la tierra,
en el nombre de Jesús tu hijo bendito y señor nuestro, por el poder de
su santas llagas y de la santa Cruz, atamos,
encadenamos y amordazamos todo espíritu de mal y sellamos con la sangre
de jesus nuestro cuerpo, alma ,
espíritu, mente, corazón y vida, nuestro pasado, presente y futuro, todo lo que
somos, todo lo que tenemos, y todo lo que hacemos, en el nombre poderoso de Jesús en el de San
José y en el dulce nombre de María sellamos todo nuestro ser y este lugar en el nombre de
Jesús invocamos a San Miguel Arcángel, a San Rafael Arcángel y a San Gabriel Arcángel,
y con los santos ángeles por intercesión
de la Virgen María prohibimos a todo
espíritu de mal y a todo espíritu inmundo hacernos daño en nuestros bienes espirituales y materiales, como los de
nuestra familia y todos nuestros seres queridos en nuestro trabajo y en nuestros grupos de oración.
Oh San Miguel Arcángel
defiéndenos en la lucha, con tu luz
ilumínanos, con tus alas protégenos, y con tu espada defiéndenos. Amen.
Oremos.
Toma y recibe mi libertad, mi
memoria, mi entendimiento, toda mi voluntad, todo lo que tengo y todo lo que
poseo, tu todo me lo has dado a ti señor te lo devuelvo, todo es tuyo dispón de
todo de acuerdo a tu voluntad, dame tu
amor y tu gracia porque este esto es suficiente para mí. Amen.
Dulce madre, no te alejes, tu
vista de nosotros no apartes, ven con
nosotros a todas partes y nunca solo nos dejes, ya que nos amas tanto como
verdadera madre, haz que nos bendigan el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Amen.